En el caso de Colombia, particularmente la comunidad asociada al diseño y fabricación de drones, desarrollo de software y prestación de servicios con estos equipos, ha mostrado su creatividad, capacidad de resiliencia y adecuación a la compleja normatividad colombiana, que en todos los aspectos apunta más a restringir el desarrollo y la producción de tecnología que a estimularla.
Pocas veces Colombia le había apostado a la ciencia y la tecnología como lo ha hecho a raíz de la pandemia. Y aunque no todos los equipos podrán lograr los recursos para desarrollar prototipos, sí se evidencia el compromiso para seguir creando. Ahora lo importante es que las entidades de gobierno, responsables de los procesos de certificación y de otorgar las licencias a estos nuevos productos, no se conviertan en un palo en la rueda y entiendan que también se deben adaptar a los nuevos tiempos, y que los resultados conseguidos y los éxitos logrados deben servir para que estos productos lleguen a otros países de Latinoamérica, para que contribuyan en el control de la expansión del coronavirus.
Los inversionistas de capital de riesgo comienzan a dirigir su mirada hacia Colombia: China, USA, Emiratos Arabes, Canadá, entre otros ya comienzan a invertir en los desarrollos que universidades, star ups, spin off y otros emprendedores están mostrándole al mundo. Una de las lecciones que deberíamos aprender en este proceso es que no podemos depender de la tecnología importada y del suministro 100% de las plantas chinas. Hoy el país debe pensar en procesos de reconversión industrial, en estimular el desarrollo propio y comenzar a producir para atender las demandas en el resto del mundo o por lo menos de nuestros vecinos en el continente.
En lo que respecta a la industria drone, Colombia cuenta con desarrollos que quizá podrían dar respuesta a las necesidades de empresas como Amazon y DHL en asuntos logísticos; en el país también existen soluciones en el sector salud con el transporte de muestras médicas a distancias superiores a 20kms con total autonomía, sistemas de intercambio automático de baterías; sistemas complementarios como torres para línea de vista en sistemas de agricultura; soluciones propias para aspersión agrícola con capacidades superiores a los 30 litros y con mayor rendimiento de baterías; sistemas de software para gobierno remoto de drones para temas de inspección industrial; sistemas de inventario en bodegas con drones y otros desarrollos.
El COVID 19 se ha convertido en la oportunidad de valorar la importancia de la ciencia y la tecnología, de cambiar paradigmas y buscar soluciones desde lo local. Es el momento de creer verdaderamente en nuestro talento.